La propina del turista se convierte en la paga extra del verano

Dar propina no es una obligación en España, pero sirve para premiar un buen servicio. Los turistas que visitan la ciudad «normalmente están satisfechos con el trato que reciben en los establecimientos y por eso son generosos», afirma Gregorio García, presidente de la Federación de Hosteleros de Granada.

El dinero que se deja en las mesas, además de agradecer el servicio, sirve para que los camareros obtengan a final de mes una paga extra. «Establecer una media es complicado, pero suele rondar los 600 euros al mes, unos 20 ó 25 euros al día», afirma Juan Ramón Carazo, propietario de la Taberna de la tía Cheta, en la Carrera del Darro.

Las gratificaciones dependen del lugar, la persona y el momento. «Los más generosos son los americanos y los alemanes. Los que menos, los italianos y los franceses», comenta Carazo.

Los granadinos también somos menos espléndidos en nuestra tierra, «salvo en las comidas de empresa o cuando acuden a un restaurante. Aquí la media es dejar unos siete euros entre cuatro comensales», matiza García.

Los bares de copas son los que se llevan la peor parte en este asunto de las propinas. Aquí con pagar el cubata al cliente le resulta suficiente.

¿Y en otros países?

España no tiene establecido un porcentaje fijo para las propinas, pero en otros países es obligatorio: en Estados Unidos se llega al 20% del total de la cuenta y en Turquía está en el  15%. «En Granada –según Gregorio García–, los turistas de los países con nivel adquisitivo elevado son los que más dinero dejan sobre la mesa. Aunque el español no se queda atrás, ahora se da más que antes simplemente porque salimos a menudo y las familias tienen posibles». La propina sigue llevándose, y más para los camareros.

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